Las partículas nanotech han sido presentadas por la industria como el ingrediente maravilloso de nuevos productos de higiene personal, acondicionamiento de alimentos, pinturas, procedimientos médicos y artículos farmacéuticos, neumáticos y piezas de automóvil, entre muchos otros productos de consumo nuevos en el mercado mundial. Las compañías cosméticas añaden nanopartículas de dióxido de titanio a las cremas solares para hacerlas transparentes en la piel. Los fabricantes de vestuario deportivo inventaron ropa inodora que contiene nanopartículas de plata, dos veces más tóxicas que las bacterias blanqueadoras. Las compañías automotrices añadieron nanofibras de carbono para fortalecer neumáticos y paneles de carrocería.
Según el Proyecto Nanotecnologías Emergentes (PEN, por su sigla en inglés), artículos para la salud y la idoneidad físico-deportiva (en inglés, fitness) continúan dominando la oferta de productos nanotech, alcanzando al 60% de los productos conocidos. La nanoplata (nanosilver), utilizada en artículos muy usados por sus propiedades anti microbianas, se consume más que cualquier otro nanomaterial, tanto como en 259 productos (el 26% de 1.000 artículos estudiados). El inventario actualizado de PEN registra productos de 24 países, incluyendo EEUU, China, Canadá y Alemania.
Pese a todo, se sabe muy poco de los nanomateriales. Los científicos no pueden predecir cómo se comportarán y tienen poca claridad incluso acerca de cómo comprobar su seguridad. Más de 1.000 artículos de consumo manufacturados con nanopartículas, que pueden ser hasta 100 veces más pequeñas que un virus, ya están en el mercado, a pesar de la falta casi completa de conocimiento sobre los peligros que plantean a la salud humana y al ambiente. Y mientras esas pequeñas partículas de materiales desmenuzados en el laboratorio pueden ser beneficiosas en ciertos usos médicos, los científicos y los ecologistas piden más estudios. Hasta ahora, se han encontrado pocos efectos nocivos de esta tecnología virtualmente no regulada. Con todo, eso simplemente puede deberse a los relativamente escasos estudios que se han hecho en la precipitación por encontrar siempre más aplicaciones nanotech rentables.
La nanotecnología, la ciencia de lo extremadamente minúsculo, es una industria emergente importante, con un mercado anual proyectado en alrededor de un billón de dólares estadounidenses antes de 2015. Implica manipular o producir nuevos materiales a partir de pequeñas porciones de material ligeramente más grandes que átomos y moléculas. Por ahora, los “nichos de mercado” más importantes utilizan plata y carbono.
Los nanomateriales son más pequeños que el diámetro de un cabello humano, mide cerca de 80.000 nanómetros, y sólo pueden verse con un microscopio potente. A grandes rasgos, un átomo tiene la tercera parte de un nanómetro (milmillonésima parte de un metro), mientras las nanopartículas se agrupan típicamente en átomos más pequeños que 100 nanómetros, sea cual fuere su material original (plata, carbono, titanio, etc.).
Los minúsculos materiales dimensionados tienen a menudo propiedades únicas que son diferentes a las presentadas por sus versiones a escala más grande. Tampoco obedecen a la química cuántica, ni a las leyes de la física clásica y su éxito deriva, precisamente, de las extraordinarias propiedades altamente inusuales que a veces poseen. Por ejemplo, las raquetas de tenis hechas con nanotubos de carbono son increíblemente fuertes, mientras las piezas más grandes de grafito se rompen fácilmente. La industria médica está invirtiendo fuerte en nanopartículas para crear drogas de precisión que pueden apuntar a tejidos específicos, tales como células cancerosas. Mientras algunos de estos nuevos materiales pueden tener aplicaciones beneficiosas en procedimientos de vendajes médicos de heridas y productos farmacéuticos crece la preocupación de que puedan tener efectos tóxicos. Las nanopartículas se han vinculado particularmente al pulmón y al daño genético.
En un nuevo estudio británico, los investigadores encontraron un proceso impredecible, apodado “chisme tóxico”, donde las nanopartículas de metal provocan daño al ADN, incluso a través de paredes de tejidos que no fueron violados físicamente. Los investigadores llamaron a su hallazgo “una sorpresa enorme”, particularmente desde que partículas de una escala de milmillonésimas de metro aparecen dando rienda suelta a estragos indirectos.
Ahora, por primera vez, un estudio científico ha establecido una relación clara y causal entre el contacto humano con las nanopartículas y serios daños de salud. Según un artículo publicado en el European Respiratory Journal (Diario Respiratorio Europeo) por un grupo de investigadores chinos dirigidos por Yuguo Song, del Departamento de Medicina Profesional y Toxicología Clínica del Hospital Chaoyang, Beijing, 7 mujeres jóvenes cayeron seriamente enfermas después de trabajar en una fábrica de pintura que utilizó nanotecnología. Los trabajadores sufrieron daño severo y permanente en sus pulmones y erupciones en cara y brazos. Dos, mientras las otras cinco no mejoran después de varios años.
Alrededor de 500 investigaciones han mostrado toxicidad de la nanotecnología en estudios de animales, células humanas y el ambiente. Aunque el artículo de Song reporta por primera vez pruebas de toxicidad clínica en seres humanos, según la investigadora latinoamericana Silvia Ribeiro este hallazgo podría ser solamente la punta del iceberg de una industria extremadamente riesgosa.
En lo inmediato, se necesitan más investigaciones sobre la toxicidad y difusión de las nanopartículas. Los efectos sobre la salud humana y el ambiente pueden resultar de nanopartículas que coladas a las redes de tratamiento de aguas residuales y vertederos, afectando a organismos que viven en el agua y gente que bebe agua y cocina con el líquido.
Tres son los tipos de nanopartículas motivo de preocupación: partículas de plata, nanofibras de carbono y, unas microscópicas pelotas de carbono llamadas “buckyballs”, de una nanoestructura de 60 átomos de carbono y cuyo su nombre químico es C60.
La nanoplata se conoce como altamente tóxica para la vida acuática. Mientras la plata es más segura para la gente que otros metales tóxicos, tales como el plomo y cromo, para los organismos acuáticos la situación es muy diferente. La plata es más tóxica para muchos organismos de agua dulce y salada, afecando al fitoplancton (en la parte inferior de la cadena alimentaria), a los invertebrados marinos -tales como ostras y caracoles- y a diversos tipos de peces, especialmente en sus etapas no maduras. Son vulnerables a la nanoplata muchas especies de peces y crustáceos, así como su alimentación. La exposición extensa a los impactos de la plata interrumpe la salud del ecosistema. La nanoplata es significativamente más tóxica que las porciones de metal porque en superficie vastas las minúsculas partículas aumentan su capacidad de obrar recíprocamente con el ambiente. Se ha comprobado la capacidad de la nanoplata para romper, descomponer y lixiviar en circuitos de agua, por ejemplo cuando las máquinas lavadoras agitan la ropa deportiva que contiene nanopartículas de plata para controlar el olor. En un estudio de nanopartículas de plata usadas como anti-microbiano en tejidos, de 7 clases de telas de nanopartículas verificadas, 4 perdieron del 20% al 35% de su plata en el primer lavado, y cierta marca perdió la mitad de su contenido de plata en apenas dos lavados, drenándose directamente al ambiente. Muchos sistemas de agua todavía están recuperándose de los niveles de nitrato de plata introducidos al ambiente durante el siglo 20 por la industria de la fotografía. Los nuevos productos de nanopartículas de plata pueden provocar niveles altamente tóxicos de plata que serán reintroducidos en ríos y lagos a través de los sistemas de tratamiento de aguas.
Las nanofibras de carbono, que se añaden a los neumáticos y se utilizan en telas de ropa para producir diversos colores sin usar tintes, también tienen probabilidades de ser vertidas donde pueden ser inhaladas y causar daños al pulmón. En un estudio publicado en el Journal of Molecular Cell Biology (Diario de Biología Celular Molecular), investigadores chinos descubrieron que una clase de nanopartículas extensamente desarrolladas en medicina -polyamidoamine dendrímeros (PAMAMs)- causan daño al pulmón accionando un tipo de muerte celular programada conocida como muerte celular autofágica. Los “buckyballs” derivados del carbono han demostrado que son absorbidos por los organismos simples, despertando inquietudes de que la toxicidad contamine la cadena alimentaria, dañando más sus niveles inferiores.
Hoy se han puesto a disposición de los consumidores de todo el mundo más de 1.000 productos de nanotecnología autorizados, según el Proyecto de Nanotecnologías Emergentes (PEN, por su sigla en inglés). La actualización más reciente del inventario de ese grupo refleja el uso cada vez mayor de partículas minúsculas en toda clase de productos convencionales, desde utensilios de cocina antiadherentes y raquetas de tenis más ligeras y fuertes, hasta artículos más exclusivos, tales como sensores que se pueden llevar puestos para monitorear posturas.
“El uso de nanotecnología en productos de consumo continúa creciendo rápidamente”, dijo David Rejeski, director del PEN. “Cuando pusimos en marcha el inventario, en marzo de 2006, teníamos solamente 212 productos. Si continúa la tasa actual de introducción al mercado de nuevos productos, dentro de dos años el número de artículos registrados por el inventario alcanzará a cerca de 1.600. Esto traerá desafíos significativos al descuido de agencias como la FDA [Administración de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA)] y la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo [Consumer Product Safety Comisión (ambas de EEUU)], que a menudo carecen de cualquier mecanismo para identificar productos nanotech antes que ingresen al mercado”.
Las nanopartículas se comportan de modo diferente a los pedazos del mismo material: más fuertes, más tóxicas y con propiedades radicalmente distintas. Lo que las hace así de útiles también hace tan incierta su seguridad.
Actualización de Paul Eubig y Wendy Hessler:
Encontramos interesante esta historia porque la investigación es un paso inicial hacia una definición de cuánto contribuyen los productos de consumo a las nanopartículas de plata en el ambiente. Saber la cantidad de una sustancia química que se incorpora al ambiente es un paso necesario para el cálculo del riesgo que ese contaminante plantea al ambiente y a la salud humana. En una escala más grande, esta historia también nos intrigó porque las preguntas que plantea reflejan preocupaciones que la nanotecnología en general debe contestar.
Esta historia no fue divulgada ampliamente. Relatos breves aparecieron en la sección Noticias de Sustancias Químicas & Ingeniería del New York Times. En una continuación interesante, nuestro sitio web Noticias de Higiene Ambiental (www.environmentalhealthnews.org), reveló que otro artículo (de Kalthong y otros, 2010) encontró que las nanoplata de las telas tratadas son expulsadas cuando se exponen al sudor artificial del ser humano. El cuadro es que así emergen nanopartículas de plata que salen de productos de consumo, exponen a seres humanos e ingresan en las aguas residuales en mayor medida de lo que pudo haber sido pensado. Mientras tanto, otros investigadores han demostrado los efectos nocivos de las nanopartículas de plata sobre el desarrollo de células nerviosas (Powers y otros, 2009) y los embriones de peces (Barra-Ilan y otros, 2009).
Sin embargo, el intento no es apuntar a las nanopartículas de plata, sino atraer suficiente atención sobre un tema más amplio: la seguridad de la nanotecnología. Se está explotando gradualmente el gran potencial de la nanotecnología para revolucionar una gama amplia de campos, incluyendo la producción energética y su gestión, la atención sanitaria y la manufactura.
Y con todo, la nanotecnología también proporciona grandes desafíos a la valoración de seguridad. La composición, tamaño y estructura de nanopartículas son algunos de los numerosos factores que influyen en cómo actúan en el organismo humano o en el ambiente. También las nanopartículas de un tipo particular, tales como las de plata, no actúan necesariamente como las moléculas o átomos individuales de la misma sustancia, por ejemplo la plata libre, iónica.
Desafortunadamente, las agencias reguladoras han sido lentas en valorar en un sentido más amplio la rápida aparición de la nanotecnología en el lugar de trabajo y en el hogar, así como en el ambiente. Esto ha dado lugar a un juego desequilibrante en medidas para poner orden donde los usos de la nanotecnología continúan multiplicándose, mientras el terreno del juego regulador incluso todavía no ha sido demarcado. El debate actual se centra en si los datos existentes de seguridad son suficientes para los productos que contienen nanopartículas, o si se necesita realizar evaluación adicional de sus impactos en el ser humano e higiene ambiental.
El último siglo proporcionó numerosos ejemplos de sustancias químicas –para nombrar algunas, plomo, DDT (dicloro difenil tricloroetano) y PCBs (bifenilos policlorados)– que inicialmente fueron consideradas una bendición, pero más adelante mostraron efectos nocivos sobre el ser humano o la higiene ambiental que sobrepasaron sus ventajas. Nuestro reporte aspira a ayudar a la sociedad a recordar las lecciones del pasado y a ejercer cautela mientras abraza la promesa del futuro.
Fuentes contribuyentes:
– RJAitken, KS Creely, CL Tran, In 16 Aitken RJ, Creely KS, Tran CL. “Nanoparticles: an occupational hygiene review,” Edinburgh: Institute of Occupational Medicine for the Health and Safety Executive, 2004, http://www.hse.gov.uk/research/rrhtm/rr274.htm(accessed Nov 2006).
Otras fuentes adicionales:
Original research on silver nanoparticles:
– Bar-Ilan, O, RM Albrecht, VE Fako, and DY Furgeson. 2009. Toxicity assessments of multisized gold and silver nanoparticles in zebrafish embryos. Small 5(16):1897-1910. doi:10.1002/smll.200801716.
– Powers, CM, N Wrench, IT Ryde, AM Smith, FJ Seidler, and TA Slotkin. 2009. Silver impairs neurodevelopment: studies in PC12 cells. 2010. Environmental Health Perspectives 118(1):73-79. doi:10.1289/ehp.0901149.
Environmental Health News coverage:
– U.S. Environmental Protection Agency’s Nanotechnology White Paper, EPA 100/B-07/001, Feb. 15, 2007.
– U.S. Food and Drug Administration’s Nanotechnology web page:
– Stacey L. Harper, Oregon State University,1007 ALS, Corvallis Oregon 97331,
541-737-2791
Fuentes primarias:
– Janet Raloff, “Nanoparticles’ Indirect Threat to DNA,” Sciencenews.org, November 5, 2009,
– Paul Eugib, DVM, and Wendy Hessler, “Silver migrates from treated fabrics,” Environmental Health News, January 7, 2010,
– Science Daily Staff, “Health Risks of Nanotechnology: How Nanoparticles Can Cause Lung Damage, And How The Damage Can Be Blocked,” Science Daily, June 11, 2009,
Estudiantes investigadores:
Jody Lempa, Tina Shaerban, Katherine Tellez, and Jillian Wolande, DePaul University
Evaluador académico:
Marla Donato, DePaul University