Por CRISTINA CHAMORRO POYO
La definición oficial de un nanoalimento es la de un alimento para cuyo cultivo, producción, procesamiento, o empaquetado se han utilizado, bien nanopartículas, bien técnicas o herramientas nanotecnológicas.
La nanotecnología puede emplearse, por ejemplo, para mejorar el sabor y la textura de los alimentos y encapsular ciertos nutrientes como vitaminas para impedir que se degraden durante la vida útil del producto. Asimismo, se pueden emplear nanomateriales para fabricar envases que conserven mejor y por más tiempo la frescura del producto. Es más, pueden crearse envases inteligentes dotados de nanosensores que informen al consumidor del estado en que se encuentra el producto del interior, por tanto se trataría de un empaquetado inteligente que literalmente pueda oler, detectar y destruir microorganismos que puedan hacer que el alimento se malogre o sepa mal. Un aspecto muy interesante es que el mundo de los nanoalimentos nos permitiría la posibilidad reducir el contenido en grasas de los alimentos, es decir, podríamos comer un helado que tenga la misma cantidad de grasa que una zanahoria e incluso comer una hamburguesa que reduzca el colesterol. Incluso se ha llegado a decir que los productores de nanoalimentos prometen acabar con el hambre ofreciendo productos más baratos y seguros.
El mercado de la nanotecnología está creciendo rápidamente; actualmente Estados Unidos lidera este mercado con una inversión de 3.7 billones de dólares a través de la "National Nanotechnology Initiative (NNI)" (Iniciativa Nacional de Nanotecnología), seguido por Japón y la Unión Europea. Más de 400 compañías alrededor del mundo (incluidas Nestlé, Kraft, Heinz y Unilever) trabajan activamente en la investigación y desarrollo de la nanotecnología y se espera que este número crezca a 1000 compañías en los próximos 10 años.
Pero el problema es que las empresas de alimentos no son tan abiertas en sus declaraciones a la prensa sobre sus avances e investigaciones en nanotecnología, ya que el gran debate sobre los alimentos y organismos genéticamente modificados (OGMs) ha causado un gran impacto en el público consumidor que lo ha hecho más vigilante y cauteloso sobre cualquier nuevo avance tecnológico que tenga el potencial de ser dañino a nuestra salud y por ende controvertido. Una prueba de esto es que si uno realiza una búsqueda con los términos nano o nanotechnology (nanotecnología) en las páginas web de Kraft, Nestlé, Heinz o Altria uno obtiene exactamente cero páginas web. Pero si uno realiza la misma búsqueda en Google al colocar nanotechnology y el nombre de cualquiera de esas empresas obtendrá bastantes páginas de artículos y proyectos de investigación que están ocurriendo en la actualidad, lo cual resulta muy curioso ya que indica como que las páginas web de las empresas quieren deslindarse de la nanotecnología a pesar de tener laboratorios y programas activos en nanotecnología.
Por ejemplo, Kraft se encuentra desarrollando las bebidas "programables" que no tienen sabor ni color pero que contienen nanocápsulas con múltiples sabores y colores. El usuario solo tiene que calentar la bebida en el microondas por cierto periodo de tiempo y basado en ese tiempo podrá obtener bebidas con sabor y color de fresa o de naranja, o inclusive whisky o café.
Actualmente se estima que se encuentran en el mercado entre 150-600 nanoalimentos y entre 400-500 aplicaciones de nanoalimentos en los envases. Se pueden encontrar nanoproductos en el aceite de canola, panes, aditivos y suplementos, margarinas y zumos envasados
Por ejemplo, Shemen Industries de Israel ha creado un aceite de canola que contiene nanogotas que contiene vitaminas, minerales, y antioxidantes (fitoquímicos). El enfoque de encapsular nutrientes ha sido también usado para aumentar los beneficios a la salud en el caso de te y para aumentar el sabor en el caso de bebidas nutritivas con sabor a chocolate. Recientemente, ha sido introducido en el mercado cerveza en botella de plástico, la cual está hecha de una resina de nylon que hace a la botella más ligera, más resistente, más barata, y con una alta barrera de protección de entrada de oxigeno dentro de la botella.
No hay que olvidar que la adición de nanomateriales a los alimentos no está exenta de riesgos. Hay que pensar que, por su reducido tamaño, los nanomateriales pueden atravesar barreras como el epitelio intestinal e introducirse en el torrente sanguíneo, así que pueden llegar hasta órganos secundarios y acumularse en ellos. Esto parece ser que ciertamente es así ya que se sabe, por ejemplo, que las partículas ultrafinas emitidas por los motores de gasóleo pueden penetrar en los pulmones, y varios estudios han hallado una relación entre dichas partículas y enfermedades cardiovasculares. Estudios con animales también han confirmado que las nanopartículas pueden traspasar la pared intestinal.
No obstante se requiere mucha más investigación para comprender el modo en que las nanopartículas se mueven por el organismo. Se sabe muy poco acerca del modo en que estas partículas son absorbidas y excretadas por el organismo y sobre cómo se desplazan por el mismo. Además, es necesario describir los materiales con gran precisión para saber por qué cierto nanomaterial puede ser más tóxico que otros materiales.
Por último es importante destacar que existen hoy en día dificultades para establecer una definición clara de lo que es la nanotecnología o lo que son los nanomateriales porque lo cierto es que los alimentos ya contienen nanomaterias naturales, de hecho, en la nanoestructura de la leche homogeneizada, por ejemplo, hay gotículas cuyo tamaño es de 100 nm. Así pues, tal definición debería evitar cualquier tipo de confusión con las materias naturales de tamaño nanométrico.
Páginas web de interés:
http://www.aspec.org.pe/documentos/alimentos/Nanoalimentos.pdf
http://www.ecoportal.net/content/view/full/79985
http://es.reuters.com/article/entertainmentNews/idESLAR07395820080731
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